Las fotografías realizadas como encargo profesional a Sonia Troncoso forman parte de un reportaje que hicimos en un día de café y otro día de cámara en los que me dejé guiar por esta gran profesional que entre risas y confidencias fue captando mi esencia y la historia de mis cicatrices de forma habilidosa, cercana, divertida… y magistral.
El asombro ante el resultado final me sume en un silencio de reverencia, paz y amor que me conecta con la profundidad de mis sentimientos y la grandeza de mi alma.
Un primer plano de esa primera cicatriz como pionera de muchas otras que vinieron después y fueron dejando su huella grabada en la piel.
Posos de sabiduría, rastros de caretas derrumbadas, raíces ancestrales, marcas de experiencias transitadas, señales del paso de mis cuarenta y todos años…
Con profunda y humilde admiración, rindo tributo al Alma que guía mis pasos en esta experiencia y manifestación humana.